La iglesia cubana: testigo de la misericordia de Dios, prueba viviente del poder de su mano.
La iglesia cubana: el misionero bajo el sudor, el pastor que no se detiene, la hermana que ora por sus hijos cada día.
La iglesia cubana: matrimonios sirviendo en la línea de fuego, invirtiendo su tiempo por un alma más.
La iglesia cubana: el universitario que no teme a la presión de grupo, el médico que ora al mejor médico, la señora que reparte tratados por la avenida.
La iglesia cubana: predicando el evangelio en parques, plazas y malecones. También en las montañas.
La iglesia cubana: caminando con cuidado por el campo minado de falsas doctrinas.
La iglesia cubana: Sin recursos pero en acción, la misión está por encima de la necesidad.
La iglesia cubana: impactando al barrio, sanando las heridas, dando propósito.
La iglesia cubana: maestros, músicos, traductores de lengua de señas, consejeros.
La iglesia cubana: jóvenes que alumbran en medio del apagón espiritual.
La iglesia cubana: visitando hospitales, hogares de ancianos, funerarias, cárceles. Sirviendo donde no hay fotos.
La iglesia cubana: rescatando al adicto, restaurando familas, construyendo hogares.
La iglesia cubana: presente en ciclones, tornados, explosiones.
La iglesia cubana: los líderes cuidando su corazón y su lengua, recordando cada día su llamado.
La iglesia cubana: nuestros hermanos en Estados Unidos, España, Brasil, México, Argentina, Dominicana, etc.
La iglesia cubana: también en las tribus indígenas sudamericanas, en África y en los países islámicos.
La iglesia cubana: rodeada de aflicciones pero con hambre de ganar almas.
La iglesia cubana: tú y yo.
La iglesia cubana: No se detendrá, no por si misma, porque no es su obra, es la obra de Cristo. A Él «la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.» (Apocalipsis 5:13)
¡CUBA PARA CRISTO! ✝🇨🇺